lunes, 29 de enero de 2007

Vaina

Traté de explicarle a esa mujer lo de la vaina, pero no entendió. Le hablé del amor, de cómo hay que cuidar ciertas cosas. Mencioné las caricias de la mañana. No me entendía. Miró, con ganas de irse. Entonces de nuevo dije que no, que la vaina, que hay que protegerse de lo que hay afuera. A punto de comernos. Pero ella estaba ya de pie y totalmente decidida a irse. Intenté una vez más, con mayor claridad: lo que sentís en el estómago, tu más íntima revelación, está protegida por una vaina. Como una chaucha o una ostra que protege su fragil perla del peligro exterior. Para llevarse bien, para amar a una mujer, hay que abrir la vaina a la misma vez, junto a ella, por que si no.
Y se fue.

2 comentarios:

Federico Chester dijo...

Excelente.

abrazo,
f

Luis Avalos dijo...

Parece que usted, Don Alvarez Gomez, sabe mucho de mujeres y del amor. Saludos cordiales.
Luis