lunes, 19 de febrero de 2007

Epifanía de Lunes

Todos los lunes, a la hora de la reformulación existencial (11 am), experimento epifanías. O, comería un choripán. Quien diga que puede distinguir la epifanía del apetito choripanero, es un farsante. Choripanear y epifanear son, muchas veces, variantes del mismo verbo. Entonces, mis opciones de lunes se reducen a dos: o bien evacuar alguna inquietud con la escritura (haciendo lugar para próximas inquietudes), o bien acercarme a la costanera y pedir dos choripanes. Uno para ahora, y otro por las dudas.

Si está desalegre, choripanee. Esta mañana, después de escribir, choripanearé. Quien choripanee, se alegrará. Es probable que se me haya olvidado algún tilde (o alguna). Agreguenla, y después, choripanéen.
Y no olviden chimichurrear sus choripanes para exaltar sus choripánicas epifanías lunescas (o lunecinas, si estuviera nublado).