miércoles, 31 de enero de 2007

Último momento

Existe lo literario, y también la caca.

Desentretenimiento

Una especie de bicho circula (literalmente) el labio de una vela, que no es el labio ni es una vela sino el borde de un candelabro, que no es candelabro sino recipiente azul, dentro del cual, vela. ¿Espero algo de estas anotaciones? A veces sí, otras no tanto. Mi desafío es superar a las revistas de entretenimientos. Preferiría desentretener, en vez. Que no es lo mismo que aburrir. En vez de callar y esperar a que sea mañana, describo el comportamiento alucinatorio de un bicho parecido a un piojo. En vez de perderme este momento para siempre, lo recuerdo a través de este bicho, que ya se fue. Ciertas descripciones, minuciosas hasta la locura, son una excelente herramienta para recordar. No sé que día fue ayer, no sé qué hice; pero me viene a la mente una caminata, un cordón, un tacho de basura anaranjado, dos cucharadas de azúcar, un par de zapatos, un vidrio. Y así pasan los días. Y las cosas que observo en los días. Esto, ya se habrán dado cuenta, lo robé de un cuento (que leí recién esta noche, a los setenta años).
No estoy seguro de querer anotar palabras esta noche, pero sí de pensar sobre lo que significa dedicar la vida a las reflexiones. Esta noche refelxiono, iono, iono. ¡Basta de Aforismos! reza el cartel.
Encuentro dos errores básicos en los jóvenes. Lo sé porque los padecí, y porque hace sesenta y cinco años que soy escritor. El primero es la vanidad: el comprmiso con la inteligencia. El segundo tiene que ver con contenidos. Si son malos o aburridos, si no significan nada para nadie, mejor que no se conviertan en papel impreso. Eso pienso yo, que Soy Álvarez Gómez. Ni más, ni menos.