sábado, 10 de febrero de 2007

Noche de febrero. (1965)

Para empezar, una mesa, el mantel, dos copas, una botella. Usted y yo. Usted del otro lado de la mesa, como en la tribuna de en frente. Todo me recuerda, ¿sabe?, todo me recuerda a la primera vez que sandalia sandalia zapato, una noche de verano tan cálida que usted comentó: qué linda noche de verano. Entonces caminamos, sandalia zapato sandalia, la tímidez de tomarle la mano e invitarla a bailar en medio de la calle esa música que sólo nosotros parecíamos escuchar.
Usted quizá pregunte si lo que sucede como recuerdo es sólo una versión tardía de los hechos que ya no podemos ir a buscar. Desmiento su duda de sandalia con certeza de zapato. Ir a buscar la noche de ayer, que fue hace siete años, es tan real como la gota baja por el tallo cristalino de su copa, como las pestañas que usted estremece cuando se inclina hacia adelante. Como esta linda noche de verano.
Parece imposible: usted y yo vivir la misma noche como fragancia inapelable.
Bienvenida, cálida noche de albahaca.