miércoles, 14 de marzo de 2007

(14 de marzo)

Quiero decir algo sobre esta tarde, cuando sobre Buenos Aires se tendió una sábana agujerada de luces rojas, donde un puente horrible era un pasadizo, donde hubo un arcoiris que los edificios parecían mirar. Atilio tenía razón, poeta pacífico, todo es cuestión de luces, de horas del día. La vida es ante todo unas cuántas horas, y esta tarde durante un tiempo las luces brillaban sobre la lluvia que caía, una bruma mágica, caía la magia sobre la última Buenos Aires del 14 de marzo. Nunca más un catorce de marzo como el de esta tarde, nunca más esa luz. Ya se fue, ya son horas que algunos notaron y otros ni siquiera.