jueves, 13 de septiembre de 2007

Posiciones y hábitos amatorios de las Medusas.

Lo hacen una Medusa arriba de la otra, el Meduso la sostiene de la espalda, le besa los hombros descubiertos, y la medusa gira la cabeza para dejarse besar la boca abierta. La medusa se ondula y busca el movimiento que más la acerca al Meduso. Así durante un rato, hasta que la medusa se tuerce en espasmos, un orgasmo marino que en las profundidades casi ni se nota, pero que ellos disfrutan como medusos locos.

A pesar de informaciones de dominio público, las Medusas tienen una vida sexual intensa, muchas veces cercana a la euforia. La falta de expresión, dicen las Medusas, no tiene que ver con la apatía o la frigidez, sino meramente con una cuestión biológica (el hecho de ser Medusas y medusear). Navegando los mares con timidez, las medusas se reproducen noche a noche, marea a marea, haciendo el amor con amor, reproduciéndose con cariño y velocidad.

Para seducir, el Meduso elige un disco de Caetano Veloso, un sirah-bonarda y un sillón bien cómodo. Resulta sorprendente, pero hablan bastante y bastante bien, con pausas, soltura y adjetivos amigables. Ante el espectáculo, las medusas sonríen, se dejan trabajar y aprecian la minuciosa lentitud de los medusos. Cuando ambos se hartan del preludio, comienzan a amarse.