No sé si lo que está sucediendo es una epifanía, o solamente el mate está bueno. Y es verano, eso algo suma -es febrero- y mientras anochece descubro una nube que con los minutos se irá enrojeciendo.
Noto que es imposible distinguir entre momentos de querer compartir, una especie de apertura, o bien si el mate está bueno y es febrero.
Lo que festejo esta tarde, a pesar de que son las nueve de la noche, es el comienzo de este diálogo –diferido o no- con Álvarez Gómez, en su propia casa literaria.
Creo en ciertos vínculos entre el mate –que está bueno- el brote del mes de febrero, y las ganas de hablar de forma escrita. ¿Lo dije ya?
Está claro que AG influenció mis aprocimaciones humildes a estos hábitos. Cuántas veces dijo en sus textos que escribir sobre la escritura es tirarse de cabeza al fango. Por eso opto por algo tan simple como reconocer la indiscernibilidad entre el mate óptimo y las ganas de escribir.
Salud, y buena vida.
PD: Publicar dos textos en nun mismo día hace correr el riesgo de que el primero de ellos no sea leído. Sería una desgracia, porque hace tiempo el mate no estaba tan bueno y la tarde tan linda.
P.O.