lunes, 16 de julio de 2007

Ciclo de Seminarios de Atilio.

I. Sobre la Redundancia.
Sobre la recurrencia de los temas de escritura, de eso será el seminario de hoy, Atilio está furioso, no sé por qué la tendencia a lo mismo, ¿tanto les interesa hablar del amor?, no estarán un poco tarados, ustedes, ¿jóvenes aprendices de poetas? De pie, como si enfrentara un anfiteatro, sin recordar que está probablemente en su cocina, sede oficial del CES (Centro de Estudios Siniestros, del cual soy vicepresidente). Aquí dicta sus cursos, aquí dicto mis cursos, y ustedes siempre llenan sus cuadernos con los garabatos del amor. A ustedes no los entiendo, dice Atilio, y gira como si pensara, da pocos pasos alrededor porque imagínense que la cocina es bastante pequeña, y así y todo los alumnos, agrupados, anotan algo mientras Atilio los critica sin moderación.

Anotan mentiras, ustedes no saben de lo que hablan, no pueden distinguir entre el amor por una mujer y la adrenalina, el químico que repercute en posibles recovecos del cerebro, y ustedes en vez de llamarlo sulfato de helio lo llaman amor, cuando en teoría se trata de una sustancia, elementos que interactúan y que para ustedes son la birome esa, el garabato, la búsqueda incesante de la palabra justa como si esta tuviera un poder especial. Es la ridiculez más grande –la más hermosa- y por eso están acá, para que yo les cuente que en realidad no hay amor sino síntomas (midriásis, sudoración, aplacamiento del yo), y si entráramos en terrenos psicológicos o psicoanalíticos agarrarse porque ese es un viaje de ida, carísimo y sin retorno.

El Seminario de hoy se llama “Sobre la Redundancia Temática de los Jóvenes Poetas como ustedes, que ante la frustración y el vaciamiento (y quién les dijo que querer escribir significaba poder hacerlo) se acercan a mi auditorio birome en mano, cuaderno en mano, y con la ilusión de aprender algo ya mismo están garabateando cosas ante todos azules y con letras, quizá ajenas a la poesía o quizá (por error o por virtud) tan tremendamente poéticas que nos harán llorar a todos mientras esta noche se extingue o muta, mientras yo les cuento el título de este Seminario, mientras ustedes anotan el nombre de este Seminario sobre la Redundancia.”

Pre-Texto.

Me dirijo a mi público con algunos motivos. El primero vinculado al placer de decir me dirijo a mi público -lo que implica un público- y casi también una necesidad narrativa. Segundo porque reflexioné sobre la longitud de los textos y sobre la frecuencia de publicación. Por otro lado, este tipo de contacto -que hace franca la relación entre el que compone el texto y quien lo lee- se origina en una necesidad diferente de la narrativa. Es más emotiva, o emotiva en otro nivel. El título es Pre-Texto por dos razones: es un preludio al texto que publicaré hoy; es una excusa (que se justifica a sí misma: quiero hablar) o una bengala.