“Soy Atilio Ornamenti y fundo el Burdismo.”
Veamos la Segunda Tesis sobre Burdismo, del mismo año:
"El Burdismo postula: la verdadera poesía emana de la observación y el contacto con la mujer. Ésta se alcanza únicamente a través de un lenguaje abrupto. Describir la belleza de la mujer constituye una tarea tan compleja y profunda que las palabras utilizadas no pueden sino describir reacciones orgánicas del cuerpo. Ergo, las palabras pronuciadas por el burdismo son orgánicas, y responden a estímulos."
En la góndola de los fiambres, inclinada sobre cien gramos de paleta, había una mujer.
Atilio Fuentes dijo: "Crepúsculo."
Alvarez Gómez dijo: "Níspero maduro"
Rómulo Ornamenti dijo: "Qué buen baúl."
No daré demasiados detalles sobre aquella mujer. Sólo confieso que mientras ella hacía la cola para pagar, yo la espié, quedando su cara encuadrada justo entre una caja de garotos y una prestobarba. Y parecía tímida, interesante, cálida, poniendo sus productos uno a uno en la cinta transportadora. El consumo masivo obliga al hombre a acomodar sus parámetros de romanticismo.
Nota: mientras yo contemplaba, Fuentes anotaba algo sobre sus piernas (flaquísimas, largas), y Ornamenti le miraba el culo.