miércoles, 23 de mayo de 2007

Suelta de Tomógrafos

En la preparación de su campaña política, el Ministro de Salud de una Provincia (elegida al azar, bien podría ser Ministro Nacional), sostuvo –siguiendo a sus asesores- que para hacer política era necesario diagnosticar, es decir, diagnosticar. En sus discursos decía que diagnosticar es eso, hacer diagnósticos, la única forma de identificar problemas públicos para luego resolverlos.

Sus asesores coincidieron en que su campaña debía hacer hincapié en su experiencia como Ministro de Salud, lo que les daba pie para un bonito slogan donde se utilizara un concepto médico para resolver cuestiones sociales. Por lo tanto, el candidato y Ministro de Salud (en ese momento bajo licencia) sonrió cuando sus asesores (los sujetos que le armaban la campaña) le presentaron sobre una pared una serie de bocetos de afiches donde aparecía el candidato diciendo que para encontrar los problemas había que diagnosticar, y que para diagnosticar había que tener con qué. Epifanía, le llaman. Casi al instante el candidato entendió que a su campaña le faltaba un remate. ¿Con qué iba a diagnosticar? Necesitaba equipamiento.

Ayudado con dineros nacionales, aprovechando la buena relación con el presidente de aquel entonces, el candidato hizo su jugada. Planificó una Suelta de Tomógrafos a realizarse en la plaza del pueblo. Lo curioso es que mandó diseñar afiches con tomógrafos alados. El incalculable poder de la dialéctica -y su afán por la idea de diagnosticar- lo convencieron de que, efectivamente, los tomógrafos volarían. Invirtió cerca de cuarenta millones de dólares en cuarenta tomógrafos japoneses de última tecnología. La gente colmó la plaza. Tras el discurso del candidato, se hizo la suelta. La gente alzó los ojos al cielo. Los tomógrafos, que ocupaban la plaza entera y parte de las veredas, no volaron. Quedaron allí. Motivado por la creencia que los tomógrafos volarían, el candidato no contempló el flete de vuelta de los equipos. Los camioneros, contratados para llevar alpargatas por otro candidato, no fueron localizados. Los tomógrafos bloquearon la plaza y el transito, entorpeciendo la vida de la ciudad. El candidato perdió las elecciones. Los tomógrafos fueron removidos tres semanas después.