viernes, 13 de abril de 2007

Sobre las fotografías de Paula

Si usted ha amado mucho a una mujer que ya no lo acompaña, deberá cuidarse de no hacer ciertas cosas. Estos consejos son una breve recopilación de los sabios dichos de Atilio, recogidos a lo largo de los años, las tardes y las historias.

El primer consejo es fotográfico. No habrá problemas mayores si usted contempla fotografías del pasado. La explicación es ontológica: una foto del pasado remite a los tiempos más o menos felices en que usted y la mujer…ya sabe. Lo que está prohibido por Atilio –y yo puedo atestiguar- es observar fotografías nuevas. ¿Por qué? Porque como ha dicho el francés Roland Barthés, el encanto fotográfico es tan potente que lleva a sentir que esto ha sido (ca á été, con el firulete en el la parte inferior de la letra cé). Entonces, una fotografía de una Paula que luce una renovada alegría de soltera, que vive feliz ahora que no está junto a usted, constituye un peligro incalculable. Y si la fotografía la muestra acompañada de algún bacán que la abraza con ternura, entonces usted corre peligro. Pero ni lo mencionemos.

No sé cuál era el segundo consejo. Acabo de olvidarlo.

Papel

Me creí muy original cuando argumentaba (contra nadie), que escribir era esencialmente lo mismo que pasar un lampazo en un andén de subte. Se trata de una ocupación, un oficio como ser carpintero o piloto, aunque es muy cierto que los carpinteros hacen muebles, los pilotos trasladan personas por el aire, y los escritores hacen libros. La originalidad es una trampa mortal. Arlt ya lo había dicho mucho tiempo antes. Sobre todo cuando sostuvo que hacer mesas o conducir camiones es más útil que hacer acotaciones en un libro. Escribir por escribir, jamás. Escribir porque sí, jamás. Eso es papel.