martes, 11 de diciembre de 2007

De Calígrafos y Lingüistas.

La discusión fue tremenda. Los lingüistas sostenían –con algo de razón- que cuando la palabra época remite a épocas muy lejanas, la tilde debía ser doble. Es decir, dos tildes acomodados uno al lado del otro, sobre la letra e. Enfurecidos, un grupo de calígrafos ortodoxos se negó con severidad al pedido. Jamás, decía, cometeríamos tal sacrilegio. Para argumentar, uno de ellos sostuvo que la letra e era sin duda una de las más lindas del alfabeto, y que por ende se negaban a dibujarle semejante aberración (semejante toldo, acotó un compañero).

Los lingüistas arguyeron que en ese caso la tilde no funcionaba únicamente por la esdrujulidad de la palabra época, sino que venía a acentuar el paso del tiempo. Como uno de ellos expresó: se trata de una segunda tilde nostálgica. Otro colega sostuvo que resultaba ridículo que no existieran niveles de esdrujulidad, incluso sobre una misma palabra. Dio un ejemplo: si la palabra época, remite a una época de hace veinte años, no puede ser igual de esdrújula que una época de hace mil. El argumento era sólido.

Los lingüistas son tipos muy cultos. Los calígrafos, más tirando a artistas. Se preocupaban más por la estética de las letras y las palabras. No sé cómo terminó la revuelta. Corrió un rumor de que un calígrafo, cansado de discutir, le partió una silla en la cabeza a uno del otro bando.