lunes, 5 de marzo de 2007

Noche de Marzo

Noches marzistas como ésta bien podrían ser olvidadas. Pero en mi obstinación por recordar todo lo posible (delirio Funes-to), voy a anotar esta noche también. Aún cuando prefiera -casi sin razones- olvidarme de ella.

Empiezo por el contexto, por mi sombra sobre la pared, sobre los libros; sigue Ella Fitzgerald a duo con Louis Armstrong. (Sigo escribiendo?). Acaba de entrar la voz rota de este hombre. Qué extraña libertad la de poder elegir cómo sentirse con poner un disco a una hora tan justa. No siempre funciona.

Iba a olvidarme de esta noche, dejarla pasar entre tantas otras, entre muchos marzos perdidos. Pero aparentemente me la quedo. Hay cosas que se pueden hacer para calmarse, como ir a buscar una botella de vino y abrirla. Algunos pensamientos pueden moderarse. Hoy cumplí funciones fisiológicas, y por momentos, fui sólo un ser viviente. Es posible. Ser sólo organismo durante unas horas, sobre una cama o en un café. Sin reaccionar más que a estímulos físicos. Ahora es de noche y oigo música elegida con precisión, una melodía conocida que es un tango mil veces oído. Recuperé algunos estímulos imaginarios, recuperé (un poco) las ganas de fantasear y hacer de eso el sentido fundamental de haber nacido.
Puede pasar, marzo es fatal.