jueves, 10 de enero de 2008

Reflexión Abierta.

Hay en este texto una diferencia respecto de todo lo que publiqué hasta ahora. Servirá, espero, para aclarar algunas cuestiones sobre la escritura y sobre la publicación. Espero, además, poder generar algún tipo de diálogo, o al menos que se entienda mi postura (en constante elaboración).

Quizá esta entrada se componga de muchas reflexiones, quizá sólo de ésta. Además, esta entrada requiere lectores más que otras, ya que invita al diálogo.

Como Álvarez Gómez, tengo algunas cosas que decir sobre mis textos; y tantas otras sobre todos los textos.

En principio, nunca busqué una comunicación directa como lo estoy haciendo en esta entrada. Y sé muy bien que para recoger lectores –y así opiniones- deberé a mi tiempo visitar a mis amigos de este medio para invitarlos cordialmente a que participen de este nuevo principio.

Un escritor sin lectores está mudo.

Por otro lado, con la mayoría de las publicaciones de 2007 he intentado mostrar mi humilde producción literaria, tal y como sale de la cocina. Con alguna corrección, es cierto, pero con el único objetivo de que un texto mío fuera mío por algo en su voz, y no sólo porque lleva mi nombre. Ese es, creo, el deseo de todo escritor. Si lo logré en alguna de las líneas, ya es suficiente el aliento para continuar trabajando.

Pero debo decir que en estos mundos ficticios es difícil mantenerse verdadero. Las ficciones pueden hacerse humo, densas y compactas como el humo, pero también fáciles de disipar. Para que los textos que publico existan de verdad, quizá debería pasar otra cosa más que éste blog. Quizá estén todavía inmaduros para su publicación, y el entusiasmo de leer comentarios y de interactuar con los fieles lectores quizá me ha llevado a escribir un poco apresuradamente. A eso se debe la pausa –las pausas- en la publicación. Tener un público es un privilegio indescriptible. Pero no estoy seguro de tener un público, y deseo firmemente poder constituirlo a base de una voz auténtica.

Buscar el asombro en la escritura es algo infantil, pero no deja de ser una tentación. Cuidar la autenticidad parece una sutileza, pero es lo más importante y no debe perderse jamás. Así pienso.

No sé qué giro va a tomar este blog, pero estoy previendo uno, y rotundo.

Leí en una nota periodística donde se criticaba a los blogs catalogándolos de nichos de egolatría. La categoría me parece atinada, pero pregunto, ¿es posible escribir sin cierto grado de amor propio? Quizá la egolatría sea un extremo, pero sin amor propio tampoco hay palabras.

Coincido en que los blogs puede hacernos sentir escritores cuando quizá sólo seamos simples aficionados. Sin embargo, no eso no me preocupa. Todo ejercicio legítimo de escritura, como ocurre en ciertos espacios como los blogs, merece mucho respeto. Quizá no merezcan tanto respeto aquellos espacios que no tienen un fin más que el masajeo del ego. En ese punto estaría de acuerdo con la nota periodística. Pero, ¿quién pone los límites?

Es un enorme desafío abrir un espacio y pretender llenarlo de escritura legítima. Estoy seguro de que voy a escribir mucho menos, y quizá desde otra perspectiva. Espero poder producir textos genuinos. Voy a hacer la separación necesaria entre las notas de mi juventud, que componen la gran mayoría de lo ya publicado, de textos como éste, que de alguna forma invitan –por lo menos a su autor- a una reflexión de algún tipo.

Los saludo y los espero por aquí. Tendré que invitarlos nuevamente a este espacio.

Prometo hacerlo.

Álvarez Gómez.