viernes, 19 de enero de 2007

Brevedad

Una vez fue una tarde, y esa tarde vos caminabas por la playa, atardecía, Tulio caminaba con vos y tenía agarrada tu mano. Era verano, vos lo mirabas con ojos verdes y mojados, no por haber llorado sino por una misteriosa proximidad al mar. Tulio pensó (creo yo) es como si me mirara el mar, un poco por lo verde, por salado, lo vasto. Fue ahí cuando Tulio se enamoró de vos, y en ese segundo decidió dejarte, viajar por el mundo y llevarse con él (para siempre) la más bella -y fragil- representación tuya. Él te ama desde su memoria, y yo sé que vos hacés lo mismo, aunque todavía caminen por esa extensa playa (¿Brasil, Uruguay, Perú, Chile?), y aunque todavía, si hacen un esfuerzo, se ven sus huellas marcadas en la arena. Esa tarde es ahora, aunque a veces hoy y ayer es casi lo mismo y no vale la pena buscar las diferencias.
Entonces, buen viaje, a ambos.
A.G.