viernes, 2 de febrero de 2007

Acuñamiento de Viernes

Sin notarlo, se nos irán de las manos numerosos viernes. Con suerte quedarán huellas, aunque lo más común es promediar, sintetizar los viernes en una única sensación vendredil. Por lo que este viernes, que existe, será pronto parte del cuerpo de viernes que constituyen lo viernes. Si fuera chico a esta hora bajaría barrancas pensando en bandas de rock; si fuera adolescente iría a un supermercado chino a comprar vodka barato; si fuera adulto, pensaría en una mujer que no existe, pero existió. Ahora que soy viejo pienso (si saber qué pienso sobre lo que pienso) en que promedié los viernes, los más de tres mil viernes que viví, y que en ciertos rasgos son todos bastante parecidos.
Decido entonces acuñar este viernes. Distinguirlo del resto como parte de un experimento sobre la memoria. Un vaso de agua, una calculadora (que sólo uso para sumar), un platito, un telèfono y tras él, Callao; una birome (que está de verdad, no es mero recurso aporteñante), una ventana opaca. Ventanas en frente, del otro lado de la avenida (¿es avenida?) Agencia de lotería, pizzería nociva, fábrica de sánguches.
Si lo logro, distinguiré este viernes de los demás. Si no, será una nota más en el promedio de tantos otros viernes que se me fueron.

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