martes, 27 de febrero de 2007

Conociendo a Atilio

Algunas claves para descubrir a este hombre notable.
Atilio estuvo sentado mirando la entrada y salida de barquitos en el Puerto de Frutos durante veinte años. Allí anotó versos en un cuaderno, que sólo pocos conocen.
Comió manzanas acarameladas hasta la gastritis.
Orinó en un mismo arbol hasta su corrosión.
Amó a una kiosquera secretamente drante nueve años. Recién cuando dejó de amarla, mientras le vendía un alfajor, ella lo miró con deseo. Hicieron el amor detrás del taller de mimbre de un conocido de Atilio. Se llamaba Lorena.
Usó biromes bic, no por patriotismo sino por rata.
Sin concoerlas demasiado, anotó palabras como "mácula", "crepitar", "ribete". Finalmente las incorporó, más por fonética que tra cosa. Sus poemas son musicales. Algunos son repetitivos, pero hay que perdonarlo.
A sus veintinco años Atilio emprendió un viaje literario, algo sensacional. Se desligó de todo lo que no fuera su literatura. Se alienó, al menos un poco. Por eso, hoy, Atilio es poeta.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Don AG:
Alvarez Gomez, Atilio, Ornamenti, Paula, Tulio y Rafael, Son todos representantes de una Argentinidad definida. Son personajes que usted y la literatura argentina lograron paradigmatizar (permítame la palabra) con especial sensibilidad. Hoy en día frente a una redefinición de la Argentinidad sus personajes resultan atractivos y nostálgicos Muy lindo lo que escribe, siga siga.

Álvarez Gómez dijo...

Gracias, compañero, por su aliento.
Pero le cuento que Rafael era mi abuelo de verdad.

Anónimo dijo...

Ya sabía que Rafael era su abuelo, recuerdo su vino patero, igualmente opino que representa una Argentinidad tal como la representa usted mismo o sus compañeros de andanzas.
atte

Álvarez Gómez dijo...

Me emociona, joven irrespetuoso.