miércoles, 21 de febrero de 2007

Imprevisibilidad de los Tulios

No me resulta demasiado fácil decir esto, pero los Tulios pueden aparecer. A veces, incluso, aparecen. ¿Cuál es el principal problema? Sin los Tulios las Paulas destinan sus sandalias a nuevos bailes, y nuevos Tulios. A nuevas noches donde a veces llueve, y a veces Buenos Aires. Con el leve viento de verano, la cadencia final de febrero. Y todavía siento tu perfume, Paula. Y vos me decís que. Entonces contesto que a lo mejor. Si quizá intentáramos.

Pero Tulio aparece, como un viejo conocido, caminando por ahí.

Y sin embargo, te digo: todavía siento tu perfume, Paula. Mujer acuarela de boca maldita, todavía siento tu perfume, y con éste: la fuga.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

De las mejores confesiones de Gomez. Hoy se lo nota más sensible o más auténtico.

Álvarez Gómez dijo...

¿Usted es el anónimo que entró antes?

Gracias por el comentario y por pasearse por aquí.

AG

Ela dijo...

Epa la primera persona en el último párrafo.
Usted o la primera persona, ficticia, del último párrafo: ¿Va a resolver la última prosa en soledad cuando todavía siente el perfume de la mujer de boca maldita?!!! (aca levanto la voz, perdón)

No a la Fuga, Don Alvarez.

Le cuento: En algún momento, mientras leía esto, pensé que los Tulios que menciona eran amantes-carozos que aparecen y que hacen obstáculo (si quiere mas ordinario, borre "obsta" y agregue el) para llegar a Paula.
En otros momentos (no, al mismo tiempo) pensé en los Tulios que siempre vuelven o que en realidad, nunca se fueron (Tulio idealizado, amado, esperado banamente). Después, pensé que usted era Tulio para Paula, pero cuál de estos? No se.

Álvarez Gómez dijo...

Ela, la fuga es la fuga del perfume del cuello de una mujer a la conciencia loca de un hombre

Ela dijo...

Eso para usted