miércoles, 30 de mayo de 2007

Narratividad de la Impotencia.

Por ejemplo, que el enjaulamiento fuera tan extremo que no quede otra opción que: imaginar un bar de San Telmo, pedir un cortado con medialunas, endulzarlo, revolver. Pedir al mozo un diario, hojearlo con moroso deleite (sí, moroso deleite), dar un sorbo de café, hacer un lentísimo paneo por el bar; ver gente caminando con las primeras bufandas, corroborar que es San Telmo.

Como no queda opción, sueño que soy libre y que si quisiera, me levanto, pago, dejo abundante propina, ubico un sobretodo en mi espalda, enfilo a la puerta. Salgo, voy a la esquina, entorno los ojos por el sol anaranjado de las nueve y media, corroboro mi libertad. Por el barrio me topo con una librería, doy con una copia de lo que estaba buscando. Corroboro mi libertad, otra vez, porque tengo el libro en la mano, y tiempo, tiempo tiempo tiempo. Busco aquel bar confortable, el de los sillones, donde entra una luz aún naranja, que así se mantendrá por horas, para sentarme a leer y otro café, por favor.

Así paso los días cuando los imagino, la mañana más lenta del mundo.

3 comentarios:

loleta dijo...

que bueno que así sea. La mañana es lo mejor que le puede pasar, más aún con café endulzado en san telmo

Mateo dijo...

Y sin embargo... preso

Andy Fechi dijo...

Que triste no darse cuenta que ese sol naranja esta todos los dias en el cielo. Me hizo acordar a las vacaciones... Unica versión de mi vida en la que el tiempo no pasa de manera real y en la que si puedo ver ese sol naranja.
Dormir, no, gracias. Prefiero el cafe con medialunas. Las siestas para mas adelante.