El azar es el azar. Pero el sentido común indica que hay azares más azarosos que otros. No sé si estoy completamente de acuerdo con la idea, pero opto por elaborarla antes de pensar su refutación. Entonces: si hay azares más azarosos que otros, deberían existir variables que determinen la azarosidad de ese Azar (como Forma Pura).
Por ejemplo, podemos decir que existen esquinas más azarosas que otras. Una Ley Superior indica que Callao y Corrientes es más azarosa que Paseo Colón y Humberto Primo. Es decir, el azar al que uno se expone en Callao y Corrientes es más denso –i.e. tiene más densidad azarosa- que un simple azar de barrio. Demos ejemplos: en Callao y Corrientes el azar reúne cantantes, empresarios con apuro, empleados de banco, vendedores de lapiceras, estudiantes con tiempo muerto, guitarristas, mozos que salieron a fumar, una mujer hermosa con dos bolsas de supermercado, un vendedor de encendedores. En cambio, en la otra esquina el azar sólo se ocuparía de reunir apenas a un señor que baja del 152 hacia una tienda de antigüedades, una señora que pasaba por ahí, un estudiante de Ingeniería que bochó tres veces Mecánica de los Fluidos.
Además, esquinas azarosas como las que cortan Rivadavia en el Congreso de La Nación (monumental edificio azaroso), se convierten en lugares idóneos para un nuevo tipo de actitud vital: el azareo. Éste novedoso verbo da cuenta de la actitud de cientos de individuos que caminan por veredas con la mirada tranquila, azarosa, meditando quién sabe qué, hurgando en librerías de usados, yendo al Cine Gaumont, mirando las palomas (apoteosis de animal azaroso), i.e. azareando.
Un error común consiste en la creencia de que el azar aumenta en el interior de los bares, sobre todo cerca de las ventanas. Allí, verborrágicos cafeteadotes se sienten más azarosos, perciben el azar de revolver un café, que el movimiento circular de la cucharita (el cuchareo circular) en realidad envuelve mensajes místicos (pasados vikingos, griegos, eslovenos, o rarezas afines). Esa carga emocional que los parroquianos insertaron en los bares que frecuentaban los convirtió en lugares menos azarosos. La explicación no abunda en azares: quien va a un sitio a buscar azar, y lo encuentra, no experimentó el azar sino la costumbre. El azar debe sorprender, o al menos confundir. Por lo tanto los bares se convirtieron en lugares de menor densidad azarosa que sus veredas y calles aledañas.
La naturaleza azarosa de los razonamientos que pueblan este texto da lugar a una planificada refutación a publicarse en los próximos días.
Por ejemplo, podemos decir que existen esquinas más azarosas que otras. Una Ley Superior indica que Callao y Corrientes es más azarosa que Paseo Colón y Humberto Primo. Es decir, el azar al que uno se expone en Callao y Corrientes es más denso –i.e. tiene más densidad azarosa- que un simple azar de barrio. Demos ejemplos: en Callao y Corrientes el azar reúne cantantes, empresarios con apuro, empleados de banco, vendedores de lapiceras, estudiantes con tiempo muerto, guitarristas, mozos que salieron a fumar, una mujer hermosa con dos bolsas de supermercado, un vendedor de encendedores. En cambio, en la otra esquina el azar sólo se ocuparía de reunir apenas a un señor que baja del 152 hacia una tienda de antigüedades, una señora que pasaba por ahí, un estudiante de Ingeniería que bochó tres veces Mecánica de los Fluidos.
Además, esquinas azarosas como las que cortan Rivadavia en el Congreso de La Nación (monumental edificio azaroso), se convierten en lugares idóneos para un nuevo tipo de actitud vital: el azareo. Éste novedoso verbo da cuenta de la actitud de cientos de individuos que caminan por veredas con la mirada tranquila, azarosa, meditando quién sabe qué, hurgando en librerías de usados, yendo al Cine Gaumont, mirando las palomas (apoteosis de animal azaroso), i.e. azareando.
Un error común consiste en la creencia de que el azar aumenta en el interior de los bares, sobre todo cerca de las ventanas. Allí, verborrágicos cafeteadotes se sienten más azarosos, perciben el azar de revolver un café, que el movimiento circular de la cucharita (el cuchareo circular) en realidad envuelve mensajes místicos (pasados vikingos, griegos, eslovenos, o rarezas afines). Esa carga emocional que los parroquianos insertaron en los bares que frecuentaban los convirtió en lugares menos azarosos. La explicación no abunda en azares: quien va a un sitio a buscar azar, y lo encuentra, no experimentó el azar sino la costumbre. El azar debe sorprender, o al menos confundir. Por lo tanto los bares se convirtieron en lugares de menor densidad azarosa que sus veredas y calles aledañas.
La naturaleza azarosa de los razonamientos que pueblan este texto da lugar a una planificada refutación a publicarse en los próximos días.
12 comentarios:
4 horas después de haberlo leído... me sucedió uno de esos azares muy azarosos... no sabe cómo me acordé de ud y su escrito del día... una gran coincidencia.. pero esta vez la calle fue pellegrini y lavalle.
Debo advertirle que tenga cuidado, es usted muy bueno.
Espero ansioso la refutacion, aunque sospecho por donde viene la mano..
Le mando un abrazo muy certero, aprovechando que no somos ciegos y no dependemos de la coincidencia universal..
me olvidaba..
no creo en la suerte..
el barrio de almagro cada vez se parece más a callao y corrientes.
está muy cosmopolita.
Estimados, esta tribuna es un lujo.
Gracias, no puedo decirles otra cosa.
Laura, cuentemé sobre ese azar.
Sísifo, la refutación, en eso estoy. Le puedo adelantar que todo argumento que fundamente el azar es per se azaroso, por ende, refutable.
Goma, cómo dice de almagro?
que le cuente de ese azar? ... la verdad es que es un poco difícil de explicar... me encontré con una amiga, que la conocí por azar, y que sólo nos vemos por azar, hace más de 15 años, aunque resulte poco creíble. Ninguna de las dos tiene datos personales de la otra, por lo tanto sólo nos encontramos por azar. Y siempre me dice que cada vez que alguien le pregunta por mí tiene el mismo problema que yo: no sabe cómo decir algo que resulte creíble acerca de quién soy, de dónde nos conocemos, y cómo encontrarme. Es puro azar. Lo loco es que hace años que dura el azar. Nosotras creemos que va a durar siempre.
Que te encontrás con gente todo el tiempo.
De noche, en este bar o en aquel.
O tal vez en los dos.
Y siempre se escucha el mismo tango, o el otro.
El otro día los ví a Paula y Atilio.
Hablaban muy cerquita. No supe bien q pensar.
Laura, qué increíble lo que cuenta.
Durará, entonces¿?
Goma, me hace temblar. Cómo que estaba Atilio con Paula, si él siempre dijo que la prefería lejos...
ay AG... no me va a creer lo que me olvidé decirle. Parece a propósito, pero no lo es, es puro azar. No se lo dije antes porque no me acordaba el nombre de mi amiga. Eso siempre nos pasa con ella... nos encontramos en cualquier lado por azar, hablamos, vamos a tomar un café.. estamos como dos horas como si nada, y a veces no nos acordamos el nombre .... pero cuando me voy ella me dice "chau Lau", y yo "chau Pau". Es instantáneo. No sé por qué uno se acuerda siempre al final. Sí... su nombre es Paula. Aunque resulte poco creíble.
Laura, resulta un poco raro, cierto.
Sin embargo, como usted dijo en otro momento, el hecho de que Paula sea una abstracción no debería inhibir la posibilidad de que existan Paulas reales.
me alegro que piense así... (porque lo que le digo es ciento por ciento real... si no, no se lo hubiese contado. no juego con los sentimientos ajenos... (i.e: en este caso, sabiendo lo que el nombre Paula significa para ud.).
el azar siempre sorprende.
Laura, y usted no escribe? O no muestra?
Poesía hace muchos años que no escribo, como le dije alguna vez. Escribir sí, escribo. Hay una amiga que insiste en que haga un blog, pero me da un poco (mucho) de vergüenza. Lo más que llegué a escribir en forma virtual, que no es nada, fue mi perfil, ayer, por gran insistencia de ella.
PD: me sacó la ficha AG.
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