miércoles, 7 de marzo de 2007

Atrocidad

Tenía que ser joven, pienso ahora, porque esas cosas sólo suceden cuando la piel aún es firme, ajena a los años. Los años se acumulan, que ridícula fantasía, pero es cierto y tuve que aceptarlo. Sin embargo, cuando mi piel era firme y suave, cuando tenía una barba de joven irrespetuoso y merodeaba por la ciudad entrando y saliendo de universidades, así fue que cometí la atrocidad.

La atrocidad fue creer que una mujer me salvaría, que una mujer sería un parque, la armonía. Una música o un higo. Piel de níspero. Que un susurro, que un cantar ( "tu risa leve que es como un cantar"). Los viejos tenemos una ventaja generacional -que algunos jóvenes también disfrutan-: poder recurrir a Gardel. Ante la duda, Gardel. ¿Será esta la mujer que busco? Gardel. ¿No me romperá el alma? Gardel. ¿La invito a salir? Gardel. Ahora, ¿qué le digo? Gardel. Esa primera tarde que la deseé, esa primera tarde que sentí que estar con ella era preferible a verla irse, esa tarde. Gardel. Y Gardel dijo, como dice él: "acaricia mi ensueño, el suave murmullo de tu suspirar". Y el señor tenía razón, su voz infalible, su poesía de higo y níspero esta ahí, a mi modesto alcance. Y yo deseé a esa mujer a partir de ese momento. "Como ríe la vida si tus ojos negros me quieren mirar", ¿qué pasa con este señor que hoy me lee la mente, como la vino leyendo cada vez que miré a una mujer dos veces?
Este no es un delirio gardeliano. Sólo que este señor dijo unas palabras y las cantó. En mi juventud, yo miré a una mujer cuyos ojos negros. No me quieren mirar. ¡Salud, bendita nostalgia!

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Q lindo hubiera sido ser esa mujer de ojos negros.

Álvarez Gómez dijo...

Le agradezco mucho su comentario,querida amiga.
La invito a volver, entonces.

Zizek dijo...

Es increíble cómo uno a veces se aferra a un higo, sabiendo que tarde o temprano caerá.

pese a que no me gusta mucho Gardel, le recuerdo, Gómez, que sus líneas son geniales.

saludos
SZ

Ela dijo...

No me gusta mucho Gardel ni la gente que le canta a los ojos negros, porque los mios son celestes y son preciosos.

Pero coincido con Zizek, me gusta tanto como escribe usted, Don Alvarez. Gracias.

Álvarez Gómez dijo...

Bueno Ela, sabrá que no es una cuestión de color; yo me enamoré de esos ojos y por esa época Gardel cantaba eso; y así nomás se hizo un fósil de ese recuerdo, que hoy traigo hasta acá, hasta la lluvia sobre Callao, a este día que parece no haber amanecido demasiado.

Gracias a usted y al amigo SZ por sus fraternales palabras.

AG

Anónimo dijo...

no se si es el dia, quizas sus palabras... tan abrumador es lo q siento que se me ha atorado entre mi alma y la yema de mis dedos..

Anónimo dijo...

"una mujer sería un parque, la armonía" Creo que enumeró las tres cosas más bellas de este mundo.

Álvarez Gómez dijo...

Anónimo, me deja sin palabras.
Tom, ¿què es eso que tienen los parques?

Maga dijo...

El verano pasado conocí un montevideano en la playa valicense... toda una noche nos quedamos en la playa jugando con las noctilucas de la arena
( las noctilucas son microorganismos que por temporadas se encuentran en la superficie de las olas y en la arena... y al movimiento se activan como luciérnagas)
Nunca pero nunca voy a borrar de mi mente la hermosa competencia que sus ojos hacían a los millones de bichitos fluorescentes...

¨luciernagas curiosas que verán...¨
Siempre Gardel.

Don Alvarez, quedese con el hermoso recuerdo de esos ojos negros. Los recuerdos son como los vinos. Hagame caso.

Ela dijo...

Hola, Alvarez .

Álvarez Gómez dijo...

Maga: Me encantó lo que dijo, "los recuerdos son como los vinos." Cada vez más esos ojos vuelven como recuerdo, como un espeso manto.
Le haré caso, Maga, le haré caso. No sabe lo negros que eran, no sabe qué bien le quedaban a esa mujer, una muchacha hermosa y con una piel alucinatoria.

Hola, Carmela.