viernes, 24 de agosto de 2007

Huerta (continuación del Viaje).


Imagino, cuando el trabajo ya es insostenible, que paso largas horas en la confitería La Americana, que tomo lentos cafés con leche y medialunas, y que desde allí, en el corazón del barrio de Congreso, me creo que viajo, que voy a un lejano jardín donde la tierra está húmeda. En esa tierra, que trabajo con las manos, abro surcos donde dejo unas semillas para que crezcan. Pero allí no hay tiempo, ya que ese soñar despierto es a partir de otro sueño despierto (desde la Confitería La Americana), entonces no se entiende muy por qué desde la oficina –donde el trabajo apremia- yo imagino que desde el barrio de congreso imagino que en un jardín de tierras húmedas crecen semillas de frutales.

2 comentarios:

CeCe dijo...

Don A.V. ha sido un placer no sólo haber compartido un espacio-tiempo laboral realmente de calidad sino a que además fué un placer haber compartido ópticas, como ésta que expone. También tengo esas fantasías ya germinando en Bellagamba donde las mesas son màquinas de coser y los viejos retratos con glorias pasadas, decoran armoniosamente el lugar. Allí, soy y siento de otra manera, donde a través de sus ventanales que dan a la Av. Rivadavia, las tormentas son el espectáculo más maravilloso que se pueda imaginar. Es en esos momentos donde las letras a uno se le escapan por demás, justo en el instante cuando las intensidades del alma se cagan en uno y salen a jugar sin temor a resfríos.
A.V ha sido un inmenso gusto haber compartido chistes, debates y ping pongnes.
Ojo, esto no pretende ser una despedida, para nada, sólo quizás un obstáculo para la cotidianeidad de dos buenos amigos.
Por supuesto seguiré pasando.

Álvarez Gómez dijo...

Harpo,

Muchas gracias por esta lindísima despedida. Lo espero en esta casa y yo lo visitaré en la suya.
Es cierto que no hay que dejar pasar las maravillas, son lo único valioso en la vida.

Un gran abrazo y gracias,

AG.