Pero pasó una mujer de esas que intimidan. Seis porteros, cuatro diarieros, once empleados de banco, catorce ingenieros, un periodista, dieciseis motoqueros a pie y nosotros tres, giramos para verla irse. Nadie se animó a hablar, salvo nosotros. Antes de que se perdiera de vista,
Álvarez Gómez: "Siento arrebato."
Atilio Fuentes: "Me hidratas."
Rómulo Ornamenti: "¿Caga usted bombones?"
No hay comentarios:
Publicar un comentario