jueves, 5 de julio de 2007

Irreproducibilidad de las Paulas.

Quizá todo este tiempo, y fueron unos cuantos años, haya estado muy equivocado. Paula, entonces, ha sido y seguirá siendo una mujer susceptible de ser narrada. De allí el desdoblamiento: que Paula esté ahora en la cocina y ya mismo sea un texto sobre una mujer que cocina; que Paula esté en la ducha y también en el texto sobre la ducha. La equivocación, un verdadero descubrimiento, consiste en la certeza de la irreproducibilidad de aquella Paula que cocinó y que se metió en la ducha.

Puedo gozar de la impotencia o la fatalidad del no regreso. Puedo gozar del delirio de evocarla con la misma luz sobre su cara o una distinta, pero ante todo una reproducción que por elección propia traigo con frases más o menos precisas; la representación desde el principio ha perdido la batalla contra lo real. El realismo muere de nostalgia.

Yo me quedo con algunas cosas. Me quedo con un té con leche que tomé una mañana de julio de mi juventud (éramos jóvenes); la ducha en la oscuridad. El alumbrado público entre las cortinas. Ante la certeza de que la representación (la evocación) ha perdido de antemano, la precisión de la palabra pierde jerarquía. No será entonces la sintaxis la que te devuelva a la paciente penumbra. Será otra cosa.

Si evocar o evocarte es como un humo o una niebla tardía, una presencia fantasmal, no habría tanto problema. Me gustan los fantasmas.

7 comentarios:

L ... dijo...

Pura dulzura AG. Muy bonito.

Saludos.

loleta dijo...

hermoso.
aunque no es para mi el mejor momento para las evocaciones.
me despido con el corazòn arruinado

Anónimo dijo...

Yo tambien creo en los fantasmas. Y lo bueno q es verlos de vez en cuando. No seria lo mismo tenerlos presentes todos los dias y en todos lados.

Mis disculpas por mis comentarios poco literarios. Pero mejor esto a la total apatia ante algo que ciertamente provoca reflexion.

Saludos

Álvarez Gómez dijo...

Gracias, Lau.
Lo, le vuelvo a pedir disculpas por mi comentario agresivo (pero reflexivo) del otro día. Gracias por el suyo.

Andrés, no se preocupe por cómo quedan sus comentarios que por cierto también invitan a reflexionar.

Saludos y gracias
AG

SISIFO dijo...

eh aqui el ejemplo perfecto de la realidad mas cruda. todos somos mortales.
que importaria soledad en la cocina una mañana de julio si hubiese infinito tiempo para reproducirlo de nuevo.. (o al menos para esperanzarse con ello)

señores y señoras, todos nos moriremos. AHORA SI, hagan arte..

Unknown dijo...

el realismo muere de nostalgia.

tremendo.

q le gustan los fantasmas, don alvarez, no cabe ninguna duda.

Álvarez Gómez dijo...

Tengo que volver a agradecerle a la tribuna que se ac erca a estos textos. La emoción es muy grande.

Saludos, AG.